La princesa Metaphysika

Publicado el 27 de junio de 2023, 12:27

Tenemos aquí una novela excelente que es, al mismo tiempo, un libro sobre y de Filosofía. Seguramente muchos recordaréis aquel famoso libro titulado El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder, que pretendía ser una novela sobre la historia de la filosofía. Muchos de los que lo leímos nos decepcionamos al ver que sólo eran un conjunto de cartas dirigidas a Sofía y unos cuantos diálogos exponiendo sin más el pensamiento de cada autor. Bien, pues La Princesa Metaphysika cumple con creces aquello que nos prometía la novela de Gaarder.

Markus Tiedemann nos ofrece una historia de fantasía épica, de estética medievaloide con los típicos elementos de este género: reyes, princesas, guerreros, brujas y duras batallas contra seres malignos que se sucederán a lo largo de un viaje heroico por una tierra de fantasía. Resumiendo mucho, en un reino hay un soberano cuyo mago ha creado un brebaje que causa la felicidad a quien lo beba e informa a sus súbditos que pronto será obligatorio beberlo. La princesa del reino contacta secretamente con unos héroes que, junto con el séquito de ella, tomarán la decisión de viajar a un país de fantasía al que se accede a través de un espejo para iniciar un viaje lleno de peligros con el fin de encontrar la forma de persuadir al rey de que no obligue a los súbditos a tomar el brebaje.

Esta novela puede leerse como eso mismo: una novela de fantasía. Sin embargo, también es un libro que enseña las líneas maestras de los pensamientos de los grandes autores de la Filosofía. La princesa del reino, que quiere encontrar una forma de contraargumentar las razones de su padre, se llama Metaphysika, que es la rama de la filosofía que reflexiona sobre la esencia de las entidades. El viaje al país de fantasía, que se llama Philosophica, pretende responder a la pregunta “¿Qué es el hombre?”. Los acompañantes de la princesa son dos jóvenes, uno llamado Platonicus-Kanticus (el hijo de Platonica i Kanticus), que encarna las ideas metafísicas y criticistas de Platón y Kant, y su amigo Kalle Max, que encarna el materialismo histórico y el marxismo en general. El séquito de la princesa está formado por Hero von Dot, un guerrero que encarna las ideas de Heráclito sobre la guerra como generadora de todo; Barbie, una bella doncella que encarna el hedonismo y el culto a la Belleza; y el Maestro de los monjes del norte que, apoyado en su bastón llamado Dogma, encarna la religión y la teología. Asimismo, el rey que pretende hacer felices a todos sus súbditos se llama Huxley (en clara referencia a la novela Un mundo feliz, en la que los ciudadanos se mantienen artificialmente felices con una droga llamada soma). También está bastante clara la referencia de que la entrada a Philosophica sea un espejo (igual que Alicia a través del espejo, la secuela de la novela más famosa de Lewis Carrol).

Mediante los diálogos entre todos estos personajes y las cosas que les suceden iremos desgranando las ideas principales de Platón, Kant, Marx, la teología, los helenistas y muchos otros autores y escuelas filosóficas, pero también a través de los personajes que nuestros protagonistas se encontrarán en los caminos de Philosophica. Un buen ejemplo de ello es el hecho de que el Maestro de los monjes del Norte no entra finalmente en Philosophica porque el espejo lo deja pasar, pero no permite que se lleve a su bastón Dogma, ante lo cual el monje decide no viajar a Philosophica porque no está dispuesto a ir ahí sin su bastón (metáfora de cómo la teología subyuga a la razón para que justifique sus dogmas sin dejar nunca que la razón los cuestione).

El viaje por Philosophica está narrado con una prosa ligera, efectiva y muy amena, empapada abundantemente por largos diálogos en los que se exponen las distintas ideas filosóficas y los argumentos que las sustentan. Sin embargo, nunca se pierde la acción narrativa ni el ambiente de fantasía. Por ejemplo, la exposición de la doctrina kantiana de las categorías se expone durante una batalla épica contra la bruja del caos, la cual envuelve a los protagonistas en un violento ciclón, así como su criticismo se expone mediante una discusión con el gnomo del escepticismo, encarnado en un tal David Hummel (evidentemente, alter ego de David Hume), el cual va mostrando su auténtica forma conforme Platonicus-Kanticus encuentra una forma de superar el escepticismo.

Hay multitud de referencias que arrancan una sonrisa al lector, como cuando Kalle Max (el alter ego de Karl Marx), pide a Metaphysika y a Platonicus-Kanticus que dejen de abrazarle con tanta intensidad, que “ni siquiera mi mejor amigo Friedrich me ha abrazado de esa manera, y eso que él es casi un ángel”, o como cuando el bastón Kognitum explica el origen del gnomo del escepticismo: “René [Descartes] paseaba muchas veces por Philosophica. En uno de estos paseos se enamoró de la bella isleña Anglicánica. Ésta le dio varios hijos. Pero como Anglicánica es una mujer muy obstinada, no ha permitido que René participara en la educación de sus hijos. Uno de ellos es el gnomo del escepticismo, que hace de las suyas aquí en la estepa”. Este pasaje es una referencia a cómo la duda metódica de Descartes sembró la semilla de la filosofía escéptica en Inglaterra, de la cual surgirían Locke y Hume, lo cual dividiría la filosofía moderna en dos corrientes: el europeo racionalismo y el anglosajón escepticismo, ambos sintetizados por Kant posteriormente.

Toda la novela se desarrolla de este modo. Los protagonistas llegan a algún lugar de Philosophica, se encuentran con nuevos personajes a los que derrotar mediante el conocimiento filosófico, de manera que van acumulando sabiduría que les servirá para poder enfrentarse al rey Huxley cuando regresen a su mundo. Veremos cómo pasan por los picos de Pitágoras, por el reino del rey Nieetsche,  por el puerto de los principios y muchos otros lugares fantásticos que plantearán problemas filosóficos. 

La princesa Metaphysika es una novela recomendable tanto para quienes gusten de la fantasía, de la filosofía y, sobre todo, para los que disfrutan de ambas. Un libro muy interesante a todos los niveles que muchos habríamos agradecido que nos hubiesen hecho leer en bachillerato en vez del aburrido El mundo de Sofía.

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