Bajo Nuestros Pies

Publicado el 13 de junio de 2023, 14:30

Esta novela de Francisco Javier Olmedo ha sido un delicioso descubrimiento para mí, tanto como fan del Horror Cósmico como también escritor de este subgénero.

Olmedo nos propone una historia al más puro estilo Lovecraft, con todos los elementos estéticos y narrativos propios del Maestro de Providence: antiguos cultos secretos, aberrantes figuras que representan a oscuros dioses, ecos del antiguo Egipto, distorsiones espacio-temporales, manicomios, investigadores de lo oculto que sucumben a lo insondable, un punto de ciencia ficción, descensos a los abismos de la locura…todo perfectamente entremezclado, sin dar la sensación en ningún momento de querer enlatar los elementos lovecraftianos, sino que está todo muy bien expuesto, hilado y narrado.

Bajo nuestros pies es una obra coral al más puro estilo Lovecraft: pese a haber un narrador principal, a lo largo de la novela nos irá transcribiendo cartas, archivos de viaje, notas, cuadernos blasfemos y otras fuentes primarias que darán una visión poliédrica de una historia que, aunque puede encuadrarse claramente dentro de los Mitos de Cthulhu, es muy personal. Leyendo esta novela, sí, notamos la sonrisa de Lovecraft desde las profundidades, pero también conocemos a Olmedo, un excelente escritor que ha sabido llevarse el “paquete lovecraftiano” a su propio terreno, dando un sello particular a su historia, de modo que es digna de Howard sin ser una imitación.

No desgranaremos nada de la trama, puesto que consideramos que es muy buena y merece ser leída de principio a fin, degustando todos los horrores y giros de guión que nos tiene reservados. Además, pese a ser una historia relativamente larga, Olmedo sabe medir muy bien los tempos y consigue mantener constantes pequeños avances, mezclados con siniestros misterios que van aclarándose poco a poco hasta el apoteósico final.

Mención aparte merece la nueva criatura primigenia creada por el autor para su historia, el blasfemo G’hlak, Aquel Que Se Gesta Bajo Nuestros Pies, cuyo lore es auténticamente lovecraftiano y, además, está magistralmente integrado dentro de los Mitos de Cthulhu canónicos. Para los más puristas del Horror Cósmico y, en concreto, de la obra de Lovecraft, cabe señalar que a lo largo de las tenebrosas páginas de esta novela veremos desfilar a muchas de las entidades creadas por el maestro de Providence pero, como hemos ya apuntado, no como meros adornos estéticos o como simple fan service, sino plenamente integrados en la narración. 

 

La narración está muy conseguida. Olmedo tiene una prosa directa y amena, pero con un punto barroco conseguido no mediante soporíferas oraciones interminables, sino con un oscuro léxico que consigue mantener al lector en un constante y siniestro ambiente de ominosidad que acompaña y amenaza desde el primer capítulo hasta el epílogo. La trama es relativamente larga y tiene muchos elementos que la sostienen y dan sentido, que además están introducidos por personajes muy diversos con diferentes puntos de vista, y sin embargo el autor se lo pone fácil al lector, desgranando los secretos y misterios poco a poco, revelándolos con una muy medida intensidad, de modo que nos sorprende y nos mantiene enganchados a la historia sin perdernos detalle, sin incoherencias ni cabos sueltos que nos hagan perder el hilo.

 

Los temas tratados en esta novela son los imprescindibles en todo relato o novela de Horror Cósmico: la curiosidad humana que lleva hasta conocimientos no procesables por nuestra razón, las entidades primigenias que moran por el cosmos y en nuestro propio mundo, la locura que nos sobrellega al intentar comprender lo que no puede ser comprendido, la inmensidad del cosmos y nuestro insignificante lugar en él, el tiempo y su relatividad y otras demenciales temáticas que, no lo dudamos, harán las delicias del más exigente de los fanáticos de la obra lovecraftiana.

 

Es, en definitiva, una novela de Horror Cósmico escrito con un extremo cariño hacia los cánones lovecraftianos, pero también con la voluntad de ofrecer algo fresco, nuevo y personal que, al mismo tiempo, pueda incorporarse a los Mitos de Cthulhu de una forma natural y, por supuesto, legítima. Para terminar, recomiendo esta novela a todos los fans de Lovecraft y de los Mitos de Cthulhu en general y, como comentario personal, ya no podré imaginarme el panteón lovecraftiano sin un espacio para el terrorífico G’hlak, el pérfido y mefítico Dios de la Carne.

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