Esta novela es una auténtica obra maestra de uno de los grandes de la sci-fi, Robert A. Heinlein. Escrita en 1951, recoge gran parte de las inquietudes de su época, en plena Guerra Fría y poco después del anuncio de que la Unión Soviético había adquirido la bomba atómica, en 1949. Secretismo, espionaje, incredulidad, mentiras que parecen verdades, conspiraciones… todos los elementos de la era del enfrentamiento entre EEUU y la URSS se ven plasmados en esta excelente novela.
Heinlein empieza con sus habituales inicios in media res, tan impactantes como siempre: unas babosas alienígenas han llegado a la Tierra y atacan a la humanidad. Pero no es un ataque dirigido al exterminio, al modo de La Guerra de los Mundos, sino que es una campaña de colonización parasitaria: las babosas se colocan en la espalda de los humanos y los controlan mentalmente. Así, el amo y el esclavo se convierten en un solo individuo, pero cuyas decisiones y emociones son determinadas por la influencia neuronal de la babosa. Sin embargo, el esclavo mantiene todos sus recuerdos, conocimientos y habilidades, que la babosa conoce y de lo cual puede aprovecharse.
La novela sigue a Elisée, aunque apodado Sam, un agente del servicio secreto de EEUU, que junto con el Patrón y Mary, van a intentar mostrar a las autoridades el temible peligro que ha llegado desde el espacio y que amenaza a todo el país. Poco a poco irán consiguiendo el apoyo del Presidente, el Ejército y demás autoridades y establecerán planes de defensa y ataque, pero con gran resistencia de las babosas, que mimetizan la cultura humana y consiguen mantener una mascarada muy eficiente, de modo que la mayoría de ciudadanos no son conscientes de la situación e irán cayendo uno tras otro bajo el control de los alienígenas.
La novela trata diversos temas muy interesantes. Como ya es habitual en Heinlein, hay una fuerte crítica a la burocracia y al funcionamiento de la democracia. Concretamente, en el capítulo 12 hay una fuerte crítica política en boca del Patrón, afirmando que el Presidente no tiene un poder real, sino que éste reside en el Congreso, que es retratado como un atajo de charlatanes estúpidos: “los vi a todos sentados, tan estúpidos como un grupo de monos…y el homo sapiens sería una especie pronta a extinguirse si no tomábamos una decisión rápida”. En efecto, en Heinlein hay una defensa del individuo por sobre del colectivo, idea expuesta en los personajes de Sam/Elisée y del Patrón. Son los individuos concretos y esforzados los que solucionan los problemas, no la colectividad asamblearia.
Otro tema político reflejado es el control que los medios de comunicación ejercen sobre la población. Las babosas empiezan controlando a personajes clave de la política, la administración y los mass media, de modo que la población que aún no está controlada está absolutamente cegada por la mascarada que consiguen mantener y que les permite extender su colonización por gran parte del país, habiendo ciudades literalmente saturadas de individuos controlados por babosas.
No podían faltar, en una obra estadounidense de los años 50, las críticas directas a la URSS, de la que se llega a decir que sería exactamente igual tanto si estuviese invadida por babosas como si no.
Hay también una crítica a la moral, sobre todo de raíz religiosa, pues se narra cómo algunas autoridades religiosas prefieren obviar el problema antes que adoptar medidas que ofendan al puritanismo religioso, como es el caso de las leyes que obligan a ir desnudos para poder ver quién está controlados por babosas. “El arzobispo ni siquiera quiso contemplar las babosas; los principios morales eran más importantes que el peligro que corría el mundo”.
También hay un muy buen desarrollo de los personajes y de sus relaciones entre ellos, que no detallaremos para no hacer spoilers, pero que podemos adelantar que mantiene al lector enganchado, sobre todo cuando se expone el pasado de Mary.
Podrían comentarse decenas de cuestiones más acerca de esta magnífica novela, pero ello implicaría desentrañar sus sorpresas, giros de guión y escenas impactantes, que hay muchas y merecen ser descubiertas y leídas siguiendo la muy bien hilada trama. También dejaremos que el lector vaya descubriendo el origen y comportamiento social de las babosas, que es uno de los platos fuertes del libro.
En conclusión, nos encontramos ante una obra literaria que no es sólo un gran clásico de la sci-fi, sino una excelente novela por derecho propio. Su lectura es totalmente recomendable para cualquier lector y absolutamente obligada para los fans de la ciencia ficción.
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