El Silmarilión

Publicado el 19 de octubre de 2022, 15:53

Si alguien quiere tener una visión panorámica del Legendarium de Tolkien, debe sin duda leer El Silmarilión. Se trata de un conjunto de escritos que fueron redactados por Tolkien en diversas épocas y que fueron recopilados y sistematizados por su hijo Christopher, el cual los editó en la obra que hoy denominamos con este título. Sin embargo, está compuesto de otros libros aparte del que da título al conjunto. 

El primero, Ainulindalë, expone el origen de todo, es decir, la creación del mundo. Es un libro de enorme belleza literaria, que narra cómo Ilúvatar, el Eru (Único), creó a sus hijos (los Ainur) con su pensamiento, y que a todos les ofreció temas para que desarrollaran música. Ya en ese tiempo pre-temporal y sin aún ningún mundo físico, nació el principio del mal: el Ainur Mélkor no seguía los temas del Padre, y creaba música por sí mismo, disonante con el conjunto. El resultado de la música fue Arda, el mundo en sí, que después Ilúvatar materializó en Eä (el mundo físico, material). Algunos Ainur, entre ellos Mélkor, quisieron ir a vivir a Eä, y descendieron el mundo. Una vez ahí, debían someterse a las leyes físicas, y por ello dejaron de ser Ainur y pasaron a ser Valar. Pronto, los Valar entraron en conflicto con su hermano Mélkor.

El segundo libro, Valaquenta, es una exposición de los Valar: desde su rey Manwë hasta el malvado Mélkor, que quería modelar Eä según sus deseos, sin tener en cuenta ni los designios de Ilúvatar ni los intereses de sus hermanos Valar. Todos estaban esperando el nacimiento de los Hijos de Ilúvatar: los Primogénitos (elfos) y los que vendrían en segundo lugar (hombres). También se habla de los Maiar, espíritus de la raza de los Valar, pero de menor poder, uno de los cuales fue corrompido por Mélkor: el que más tarde sería lugarteniente de Morgoth y, después, segundo Señor Oscuro: Sauron.

 

El tercero, Quenta Silmarilion, es el más extenso, y narra los hechos acontecidos desde el inicio de los días hasta la derrota definitiva de Mélkor (apodado Morgoth, el Enemigo Oscuro del Mundo). Así, Tolkien narra el despertar de los elfos, su división en diferentes grupos, el nacimiento de los enanos, el viaje de algunos elfos a Válinor (el reino de los Valar), el orgullo y, debido a ello, la maldición que cayó sobre los Nóldor, así como los desastres que causó la forja de dos preciosas joyas élficas por Féanor: los Silmarils. También se narran todas las guerras de los pueblos de Beleríand contra Morgoth, así como los esfuerzos de éste por deformar todas las obras de los Valar y corromper todas las criaturas de Ilúvatar. El libro es bastante largo y tiene multitud de personajes, historias y detalles. Merece la pena destacar el episodio en el cual Morgoth, junto con la monstruosa araña Ungoliant, destruye los Árboles de Válinor, fuente de la luz eterna. Sería imposible hacer un resumen breve de todos los épicos capítulos del libro, que por otra parte pueden encontrarse resumidos fácilmente en múltiples webs.

El cuarto libro, Akallabeth, muestra cómo el mayor reino de los Hombres, Númenor, fue corrompido hasta sus raíces por Sauron, que engañó a los Hombres con astutas mentiras y consiguió que envidiasen a los elfos y odiasen a los Valar, hasta el punto de declararles la guerra, con lo que los Valar destruyeron Númenor. Por una decisión de Ilúvatar, los Valar se retiraron del mundo, y Sauron quedó como el ser más poderoso de la Tierra Media (Válinor ya no existía).

El quinto y último libro, De los anillos de poder y de la tercera edad, narra los sucesos previos a El Señor de los Anillos y su desenlace, hasta la marcha de todos los elfos hacia el Reino Bienaventurado.

El Silmarilión es un libro excelente por varios motivos. No sólo porque permite conocer a fondo el mayor Universo de fantasía épica creado nunca por un autor, sino porque su calidad literaria lo eleva al nivel de las grandes tradiciones mitológicas clásicas. El nivel de profundidad sobre los personajes, la geografía, los conflictos, las razas y sus relaciones, etc. es asombroso. Si a El Silmarilión sumamos la lectura de los Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media, se nos muestra un vastísimo universo propio, que aún puede ampliarse más con El Hobbit y, sobre todo, El Señor de los Anillos. También encontramos algunos de los grandes temas de la literatura, especialmente la lucha entre el Bien y el Mal, metaforizada como el conflicto entre la Luz y la Oscuridad. También se trata la fidelidad, la amistad, la arrogancia, la envidia….todas las grandes pasiones humanas se encuentran expuestas en maravillosas historias, algunas absolutamente épicas, como el duelo entre Fingolfin y Morgoth en las puertas de Angband; otras más sencillas pero con pasajes magníficos, como cuando Lúthien, una elfa, renuncia a su inmortalidad para compartir el mismo destino que su amado Beren, un mortal.

También es interesante ver los elementos de mitologías clásicas, e incluso la cristiana: cuando Lúthien va a sacar a Beren de los Palacios de Mandos (las estancias por las que pasan los muertos) para revivirlo es una clara referencia al mito griego de Perseo y Eurídice, la destrucción de Númenor y el exterminio de todos sus habitantes excepto Elendil y su familia es como una versión del diluvio universal (episodio que aparece en los mitos mesopotámicos, en la mitología greco-romana y, por supuesto, en la judeo-cristiana), el anhelo de los hombres por la inmortalidad es algo que aparece en el Gilgamesh mesopotámico, etc.

Cabe destacar también que, pese a la estética pagana nórdica del Legendarium de Tolkien, su trasfondo filosófico es totalmente cristiano. Todo procede de un único Dios (Ilúvatar-Eru), y el principio del Mal (encarnado en Mélkor-Morgoth, que es un hijo de Ilúvatar), se origina con el alejamiento de Dios. La condena de la libertad frente a la autoridad divina y cómo esta libertad siempre lleva hasta el Mal, puesto que el Bien sólo procede del Padre (Morgoth se corrompe inevitablemente al desear lo que no le pertenece según los designios de su Padre). El Bien siempre está encarnado en los dioses (los Valar), cuyas decisiones y órdenes pueden parecer absurdas o crueles, pero no acatarlas lleva invariablemente a la desgracia, siendo necesario pedir el perdón sincero ante las ofensas a la divinidad: por ejemplo, los Nóldor son condenados por los Valar por su arrogancia y orgullo, que los llevan a cometer atrocidades contra otros elfos, y los Hombres son abandonados por su apoyo a Morgoth, y ambos linajes sólo son ayudados en su combate imposible contra Morgoth cuando Earendil pide perdón a los Valar en nombre de ambos linajes. También aparece el tema cristiano de las tentaciones (encarnadas primero en los Silmarils y más tarde en los Anillos, sobre todo en el Único), capaces de desviar hacia el mal camino a los más sabios, etc. En el fondo, el Legendarium de Tolkien transmite que hay una autoridad superior, la divina, a la que hay que someterse si se quieren evitar los males, y que seguir el propio criterio lleva inevitablemente al Mal. Aun así, tiene puntos interesantes. Por ejemplo, finalmente el Mal se vence sin la intervención divina, sino únicamente por circunstancias pequeñas: Gollum se cae al volcán del Monte del Destino por accidente y, así, muere Sauron (aunque en El Silmarilión se afirma que es Frodo quien lo arroja, en El Señor de los Anillos se modifica este desenlace). De todos modos, en varios pasajes se afirma que todo lo que se despliega en la Historia del mundo está en la mente de Ilúvatar, de modo que podría considerarse como que, simplemente, los caminos del Señor son inescrutables, y lo que parece fortuito es, en el fondo, lo que debía pasar.

En cualquier caso, y pese a que los temas de esta obra están ya muy manidos y tienen una perspectiva cristiana muy tópica, la forma de tratarlos es absolutamente brillante, con una épica aún hoy nunca igualada. Las descripciones de Tolkien acaban redondeando unas historias muy inmersivas, sobre todo cuando describe el avance de la Oscuridad que precede al retorno de Sauron, los detalles de las fortalezas de Morgoth (Utumno y Angband), la ansiedad de Ungoliant, la fascinación que el mar ejerce sobre los elfos, los parajes de Lórien, Válinor y otros lugares importantes, etc.

Es una obra de obligada lectura para los fans de la fantasía épica en general y para cualquiera interesado en la obra de Tolkien en particular. Y, sin duda, puede considerarse una de las grandes obras de la literatura universal.

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