
Juan Manuel Romero, nacido en 1979, en la bella ciudad portuaria de Cádiz, es profesor de filosofía en la docencia pública. Su formación filosófica ha basculado entre la Universidad de Granada y la Complutense de Madrid. Actualmente se encuentra realizando el doctorado en metafísica por la UGR. Sus influencias literarias son variadas, desde la narrativa existencial de Dostoievski, hasta el terror metafísico de Ligotti, pasando por Maupassant y Ashton Smith. Hasta ahora ha auto-publicado tres obras: El Escatonomicón (2021), una antología de relatos metafísicos que pretenden ser deconstrucciones del género de la ciencia ficción, la fantasía oscura y el terror; también, en el mismo año, Consideraciones sobre lo arcano e indisponible, colección de aforismos filosóficos sobre ontología y, finalmente, en 2023 publicó Lo que irrumpe en el espanto, una selección de artículos académicos en torno al concepto de "naturaleza". Planea publicar en unos meses su segundo libro de relatos, aún en la órbita del terror ontológico del Escatonomicón.
¿Cómo empezó tu gusto por la literatura?
Con el cómic, supongo; en ese formato es en el que aprendí a leer de verdad. Más tarde, a finales de los ochenta, me hice aficionado a los juegos de rol y, de ahí, a las novelas de Dragonlance, Elric y el ciclo de los Mitos y Tolkien. Mi primer contacto con la literatura de autor vendría con los últimos cursos del bachillerato: Herman Hesse, Nietzsche o Philip. K. Dick.
¿Cuándo empezaste a escribir y qué te motivó a ello?
Comencé en el instituto, apasionado por la literatura existencial de Hesse y la ciencia ficción de Dick. Quería hacer una síntesis entre ambas. Utilizar la capacidad de retorcer el mundo actual que tiene la ciencia-ficción para expresar el horror de la existencia. Me di cuenta de que no escribía del todo mal cuando gané el primer premio de relatos del instituto. Supongo que eso me motivó; no obstante, he pasado muchos años sin escribir hasta que he publicado las últimas obras: postgrados, oposiciones o desmotivación laboral han sido mis grandes impedimentos.
¿Cuáles son tus géneros y autores favoritos?
Mis géneros favoritos son la ciencia ficción, el terror y la novela negra. Podríamos decir que en ciencia ficción mis dos grandes autores son Stanislaw Lem y Philip. K. Dick. A mi parecer el primero incluso más sugerente que el segundo; en el terror, de los Mitos me encanta Clark Ashton Smith, del terror posmoderno me encantan los Libros de la Sangre de Clive Barker y, finalmente, Ligotti me parece uno de los grandes renovadores metafísicos del terror, con un calado ontológico prácticamente único; la novela negra es imprescindible para saber imprimir estilo a un texto. Ahí lo tengo claro: Dashiell Hammett y Raymond Chandler. El resto, que llamaría de autor, son otros tantos que no puedo dejar en el tintero: Hesse, Thomas Mann, Dostoievski (cómo escribir sin haber leído a Dostoievski), Norman Mailer, Cortázar, Maupassant, el gran Borges y Sade. Esos son mis autores.
¿Qué autores son referentes para ti a la hora de escribir y qué tomas de ellos?
De Ligotti la extrañeza y la hondura metafísica; de Borges intento aprender su perfección formal, además de reproducir su interés teológico sobre el infinito laberinto; de Dostoievski el calado existencial y el absurdo; de Maupassant, el terror atávico y originario, sin forma concreta; de Hammet y Chandler la manera cruel y escueta de describir la violencia en un mundo hobbesiano, donde se vive una perpetua guerra de todos contra todos; de Barker la sucia crudeza con la que abordo ciertos temas delicados (algo que también he tomado de Bukowski); del Marqués de Sade mi más absoluto desprecio por la corrección política además del abordaje de la patología sexual y el deseo.
¿En qué medida ha influido tu formación en Filosofía en tu obra literaria?
Muchísimo; en realidad mis experimentos literarios no son más que expresiones estéticas de mi visión filosófica de la realidad. Mi especialidad es la filosofía contemporánea: Nietzsche, la fenomenología, la hermenéutica y el existencialismo son mis referentes; pero, sobre todo, tengo un afán enfermo por el concepto de la pura nada como fundamento de lo real, que proviene sobre todo de Heidegger, pero que hunde sus raíces en teólogos como Karl Barth o Rudolph Otto, además de místicos como Jakob Böhme o el Maestro Eckhart. Todos mis relatos hablan de una manera u otra sobre el abismo ontológico, la nada y la falta que precede a la estructura significante en la psique humana (aquí mi otra obsesión, que es Lacan).
“El Escatonomicón y otros relatos”, libro que tuve el placer de leer, es un conjunto de relatos que deconstruyen los géneros literarios del terror, la fantasía y la ciencia ficción. ¿Cómo surgió esta idea?
La deconstrucción, ese método inventado por Derrida y tan manoseado, también por mi parte, aquí consiste en mostrar que no hay géneros como tal, sino que unos se encuentran imbricados en otros. Lo que hay son más bien atmósferas, texturas o paisajes que van cambiando conforme se va recorriendo el hilo de la narración. La idea surge porque al leer fantasía y ciencia ficción encuentro ya solo fórmulas manidas, repetidas hasta la saciedad, que me aburren profundamente. Necesitaba un enfoque transgenérico en este caso, en el que estas fórmulas o tópicos se encontraran en un paisaje extraño… fuera de casa. Esto lo hacen muy bien Ligotti o Lynch, sin embargo, no sé si yo he podido lograrlo.
También tienes dos ensayos, uno titulado “Consideraciones sobre lo arcano e indisponible”. ¿Qué temas exploras y bajo qué prisma?
Ahí, un poco a la manera de Nietzsche, intento desplegar la filosofía en forma de aforismos y exabruptos, alejada lo más posible del formato de la academia. Quería que la filosofía se fundiese con un lenguaje poético prestado de Hiedegger, Zubiri y Lacan. El tema, que atraviesa los grandes tópicos de la filosofía, es lo indisponible (no cosificable) y recóndito (arcano) del fundamento de lo real: la nada, el abismo… la falta. Zubiri no estaría nada de acuerdo con esto, pero está ahí para hacer contraste. Los tópicos son: la ontología, la política, la epistemología, la antropología, la cultura y la estética.
Tu otro ensayo, “Lo que irrumpe en el espanto”, trata sobre el concepto de “naturaleza”. ¿Cómo la concibes?
Aquí la naturaleza está concebida al modo griego: como phúsis. Esto es, como emergencia, acción de surgir o brotar. Guarda la concepción dinámica de la realidad de Aristóteles o Heráclito y, sobre todo, nombra lo inaprensible en ese acontecimiento de emergencia que Heidegger llamará Ereignis. Bueno, esto es un poco complejo, pero más o menos es de lo que se trata aquí. Eso sí, y desde un punto de vista académico, porque son artículos publicados en revistas filosóficas a lo largo de estos años.
¿Hay alguna conexión esencial entre tus ensayos y tu obra literaria?
La nada como fundamento de lo real.
Como participante en el crowdfunding de la Edición Completa Ilustrada de NUEVOS MITOS DE CTHULHU, protagonizaste un relato (“La angustia del ser-ahí”). ¿Qué sentiste al leer un relato en el que tú (o tu alter ego) eras el protagonista?
Mucha angustia, valga la redundancia. La verdad es que fue un deleite leerte y verme inserto en una trama en la que me dejaba llevar por Heidegger y Nyarlathotep. Me gustó particularmente mi muerte. (Ya te devolveré el favor, Marc)
Volviendo a tu obra literaria, “El escatonomicón” trata algunos temas muy sensibles de una forma totalmente visceral, incluyendo el incesto y la violencia sexual. ¿Has recibido alguna crítica por tratar dichas cuestiones con tanta crudeza?
No aún, supongo que porque no soy lo suficientemente leído. Si alguna vez lo soy, Nyarlathotep no lo quiera, terminaré denunciado por alguna asociación, de izquierdas o de derechas.
“El Escatonomicón” es un libro de ficción literaria, pero con una carga filosófica muy fuerte. ¿Recomiendas leer algo de filosofía antes de sumergirse en esos relatos? En tal caso, qué autores recomendarías?
No creo que sea necesario, pretendo el caos de los significantes y la sugerencia estética de determinados conceptos. Esa sensación de “¿de qué cojones me estás hablando, pero qué es esto?” es lo que ando buscando. Extrañar es su función, tal vez escandalizar también.
¿Alguna anécdota curiosa sobre tus libros o su proceso de creación?
He redactado parte del Escatonomicón en la sala de profesores de alguno de los institutos en los que he impartido clase.
Háblanos de tu proyecto en desarrollo actual.
Trato de completar en un segundo volumen el trasfondo mítico del Escatonomicón, que va desde el pasado mitológico en Sumeria hasta el futuro más metafísico: entidades cabalísticas tomando la realidad, la nada que reclama su lugar, una colonización del sistema solar trans-humano-vampírica… el origen del dios Malnu y mucho más.
¿Qué opinas de la polémica sobre el uso de IAs generativas para las portadas de los libros?
Opino que es inevitable la automatización de la producción humana, hasta el punto en el que la propia humanidad sea toda una producción por parte de IAs generativas. Como no puedo hacer nada al respecto, ya que la técnica es el modo en el que el ser se manifiesta epocalmente, espero pacientemente la llegada de la guerra termonuclear definitiva que iniciará Skynet.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre aparte de escribir?
Lo típico, dejarme atrapar por redes amorosas que luego te destruyen el corazón, emborracharme en los bares para aliviarme e ir a terapia.
¿Quieres añadir algo más?
Mi agradecimiento hacia ti, Marc, por darme la oportunidad de conocerme en esta entrevista.
Añadir comentario
Comentarios
Juan Manuel Romero, un genio escondido entre las bambalinas del tiempo. Enhorabuena Juan Manuel.
Un gran maestro de lo incognoscible y lo mas recóndito del alma humana. Seguimos esperando más libros de Juanma Romero.